LA LUNA ES NUESTRA CÓMPLICE

Antes que nada miro la luna,
para encontrarte en su cara,
se ve tan pequeña desde mi ventana
pero sé que ella te guarda,
y se engrandece porque te abraza,
¡te tiene y te enlaza para yo tenerte!
entonces  te miro antes  de ir a la cama
sorbiendo tu imagen, ¡te libo!
aspiro tu aliento, ¡me besas!
te invito al lecho que te aguarda,
mientras acaricias mi espalda,
delineo tu cuerpo, para amarte,
mis caricias incitan tu hambre,
lías mi talle, me pegas y siento
el apetito que apuntala mi esencia,
mis manos traviesas te quitan la ropa
mientras tú me desnudas
con la sensualidad que me mata,
conmueves mis anhelos, me incitas
alborotando mis ganas que se reflejan
en las tuyas mismas, nos inquietamos,
nos desbordamos con la lasciva pasión
que inunda los poros y moja los ánimos,
y allí estamos amor mío, sintiéndonos,
entregándonos en el silencio
donde las sombras se aclaran,
noches de claroscuros que hacen
contraste con el insomnio,
donde el desvelo inquieta mi calma,
pero tú estás como todas las noches
siendo la luna cómplice que sosiega mi alma,
que nos une en el crepúsculo
donde con luces la luna nos hace amantes.