EN LA TINA DEL BAÑO (RELATO ERÓTICO)

Era un día caluroso, estábamos deshidratados,  el vapor de nuestros cuerpos era un halo de re-sequedad, el bochorno del ambiente nos hacía sentir combustionados, la densidad del sudor se sentía en la piel, necesitábamos refrescarnos y decidimos meternos a la tina del baño, abrazados nos sumergimos en la bañera, acto que nos sosegó al sentir la frescura del agua,  pero la cercanía de nuestros cuerpos hicieron que nuestras pieles se encresparan, me abrazaste con fuerza y con la mano tomaste un poco de ese fresco líquido echándomelo por el pecho, gota a gota fue escurriéndose como el agua en las piedras, entonces te pusiste encima de mí y tu lengua las fue sorbiendo y lamiéndome con la sensualidad que te embarga.


 Sentiste la rigidez de mis senos y apretándolos suavemente rotaste tus dedos de un lado a otro, masaje-ando mis puntas, dándole pequeños giros que los erguían más, sensación que me hizo mirarte a los ojos y sin palabras entendiste lo que pedía, me besaste con la fuerza de un huracán sin control, oscilabas con la espuma que cubría totalmente nuestros cuerpos, jabonabas mi frente mientras yo frotaba tu pecho, entonces tu dedo índice  comenzó a patinar  por mi abdomen, causándome excitación, tome tu mano y lo arrastre entre mis piernas, tocándome y jugando con los húmedos rebordes que te estimulaban a penetrarme, buscaste el cóncavo que se ajusta a la espada que deseaba, lentamente fuiste introduciéndola,  blandiéndola  con ágil maestría, te pedí que la empuñaras intensificando tu desplazamiento en mí, lo hiciste con presteza,  respirabas mis gemidos y con cada sorbo de mi aliento te estremecía más, aspirabas, expulsando enérgico viento y jadeabas y yo gritaba de placer con ese meneo que me volvía loca,  cada vez más intensos, hubo un momento de silencio, se escuchaba el canto de los espasmos que al mismo tiempo nos revolucionaba, ascendiendo a la cúspide del placer, nos miramos sin dejar de movernos, para luego desacelerar  al tiempo, descendíamos sumergiéndonos en las burbujas que contenían el olor de nuestros sexos, nos abrazamos y comenzamos a bañarnos.