SÓLO ENTRE TUS BRAZOS

Con las aspas como molinos
hacemos olas efervescentes
que agitan al mar de los deseos,
y con ese enardecido viento 
que como tempestad 
se une a nuestras aguas
roza todos los instintos sin recelo
besando el vientre de los impulsos
que se ciernen en el sino
que aún desconocido, presentimos
irremediable en nuestros sueños,
y apretando los oscuros desvelos
acariciamos repetidamente  la naturaleza
que se presta como lienzo nuestro,
plasmando  la misma lava
que impele nuestro sexo
con el erotismo que alevosa-mente
acicala la sensualidad que brota
de los  labios y la lengua
que aderezan con afanes emitidos, 
en cada uno de nuestros  planos 
y toda vez que se resbalan
revolviéndose con las propias aguas
amañadas de lujuria,  que se enarbolan 
en el fetichismo de sabernos paganos
conmoviendo las fantasías
para conseguir lo que queremos
¡Y te tengo en mi postrado!
¡Y me tienes a ti rendida!
Sin redimir la fuerza del costado
dónde los deseos enardecen 
para ser prensados en la lascivia
que sola emerge al tocarnos,
borrando el insomnio que
oprime los desvelos, las sombras
se disipan y nubes claras se anidan
en el culmen de nuestros cielos,
para dar asilo a la savia encendida
al tenernos amarrados 
siendo mi centro y madriguera 
el lugar donde amparo el cóncavo 
de tu ágil y sagaz convexo,
que me blande con el propósito 
de empuñar su acero.