SOMOS COMO EL VIENTO ENCUMBRADO

 
Somos como el viento encumbrado
que nos sigue exaltando al elevarnos
cuando estamos próximos
a llegar a la  cúspide que deseamos,
y con nuestros ánimos enardecidos,
olvidamos el pudor por completo,
más no la honestidad para amarnos
con la locura que exhalamos,
porque sintiendo el retumbe
de esta vorágine de sensaciones
solo queremos expulsarla
desde las entrañas mismas
para plasmar sin consciencia
la insensatez de esta locura,
en nuestras pieles,  poro a poro
y con el calor que emanamos
desde las miradas nos arrobamos,
escuchando la lúdica música
que hacen nuestros cuerpos
al oscilar alternando nuestros sentires,
en el momento de desplazar
nuestros labios en ellos,
y con el viento expelido desde el aliento
se atiza la pasión resguardada
que emerge de nuestros cinco sentidos,
porque el mirarnos, tocarnos, bebernos,
rozarnos, estando a cuerpo es arte, es magia
que nos envuelve para seguir creando,
para inventar e imaginar, para dar y ser
buscando mil formas de estar enlazados,
colgándonos  de la sensualidad
que se desborda con concupiscentes
acordes y trazos echados al vuelo
para oxigenarnos con ellos,
entonces volamos, extendiendo
las alas al viento con la libertad
de ser en nosotros lo que
estamos sintiendo y expandiendo
en cada milímetro de piel
el deleite que estamos viviendo.