PIELES ENREDADAS

Nuestras existencias se encadenan
con cada roce de las pieles
que nos sujetan, que nos urden
como trama difícil de destejer,
porque nuestros centros afianzan
el tegumento que amalgama,
somos redes que se enlazan
cuerpos hechos malla,
en el instante de volverse unidad,
y con cada hebra que los labios
y las manos van hilvanando
la urdimbre es energía y vigor
que se mueve con el velamen,
de esta pasión que arremolina
las aguas y los mismos afanes,
desbordándose y agitándose
como olas de mar embravecido,
dejando su espuma en la ribera
de los sentires que nos arroban
son las fibras  sempiternas
de los labios que se besan
acariciando los espacios
que se colman con las huellas,
que se impregnan y se quedan,
somos el tejido de fantasías
hechas realidades en el sueño
que nos inquieta, que nos agita
que nos incita a ser el lienzo
donde esbozamos la lujuria
y el erotismo en cada brega,
para plantearnos las sugerencias
que imaginamos sin reservas
al dotar de ansias las quimeras,
alucinadas en las ganas de tenernos,
dejan de ser las fabulas soñadas
para convertirse en la savia,
en la esencia de las naturalezas
que nos seguirán enlazando.