AGITACIÓN

Me sumerjo en este mar 
de pasión, de amor, de lujuria
que fluye desde tus propias aguas,
converge con tus arenas y corre… 
Dónde su blanca espuma burbujea, 
de igual forma como bullen mis ansias, 
me agitan, me estremecen,
removiendo todo los deseos,  
que tú en mí  provocas al engendrar miles 
de  afanes,  que instigados por esta apetencia 
me domina y me vence,  
despierta a mis instintos a los más mundanos, 
a los que aún no existen, para amarte cómo se ama 
sin cuestas ni laderas ni declives
que la retraiga o la inhiba, y dejarla salir de resquicios 
más hondos, más profundos, 
a los que sólo tú puedes llegar, con alevoso meneo, 
con serpenteo que deleiten mi ego, 
que entre la calma pierde el sosiego,
que va desvelando intempestivamente,
a mi convulso nervio… 
Y es que cuando me tocas, alborotas
el carnal anhelo que pares, pidiéndote 
que continúes  tocándome,  o me besas 
sin querer besarme, pero me rozas a voluntad, 
aspiro tu aliento, lascivo oxígeno 
que me en-glotona, me colmo de tu esencia
hinchiendo a mis pulmones de tu sensual 
y sexual  aroma y exhalo y suspiro y vibro y soy
y pienso e imagino e invento y creo
reflejándome en el espejo de tu propia codicia, 
te doto de ellos  fielmente desde la cabeza 
hasta la punta de los pies, sin titubeos
te visto de gula y luego… Te desnudo completo, 
con mis vehementes empeños, dejando 
que sea tu temblor, quien deshoje los pétalos
de la rosa que te ofrece  mi naturaleza 
y te vuelves viento, brisa, beso, 
tú tan majo, tan hombre, tan mío  en ese momento 
sí… En el que convulsionada estallo entre tus brazos, 
volcán-dome en tu propio plano, 
para renacer en un santiamén 
y ser existencia dispuesta a ungirse en ti,
en el instante que renazca nuestro verbo.