CÓMO EL BUEN VINO

Escucha mis voces en silencio
cada vez,  toda vez…
Que en el hastío te encuentres
y  necesites un verbo,
 para llenar tus vacíos,
con ellas te estaré abrazando,
sin tocarte…Sin rozarte…
Pero en la piel sentirás mis manos,
mis labios frotando el deseo en tu lienzo,
carne viva,  que  enciende a mi propia piel,
al rozar cada parte de ti, todo tú,
conocer, que en ti bulle el mismo anhelo,
me hizo engullir tu aroma con la efervescencia
que el mismo viento la movió,
percibir la  pasión… Esa… La tuya,
la que destilas en todo momento,
y caté gozosa, paladeé tu sabor,
como se degusta  un buen vino, con arte,
a sorbos pequeños, despacio,  
saboreándolo para sentir cómo explota
en la boca tu sapidez… Tu sabor…
Sensación que se hizo lujuria
y la alambique en mis poros,
embebiendo todas las dulces impresiones  
que tu sensualidad esparce, 
dónde tus besos se movían serpenteado,
cada parte mía, toda yo…
Con la intrepidez de una sierpe,
adueñándote totalmente de
mis ansias, mis instintos, mi voluntad,
y en dónde la sinrazón cobro vida,
porque la cordura la había perdido,
desde el mismo instante en que tus ojos
desnudaron mi cuerpo,
y con sólo mirarme y con sólo mirarte,
te desee, te quería parte de mí,
penetrando mis emociones,
temblando en mis pulsaciones,  
y cuando tus labios vertieron savia
en la cornisa de mi húmeda boca,
supe exactamente que enredarme en ti,
era lo que estaba mis ansias anhelando,
y me enrede, con la alevosía
de la sensualidad cuando no mira,
y la exaltación y excitación aflora.