CONCIBIÉNDONOS

Fecundar entre tus brazos
la pasión que en semilla diseminas,
repartiéndola en cada hambriento poro
que me ata a tu lascivia,
engendrarla sin rezagos…
Impidiendo
 que al tiempo quiebren en cristales de sal
 o fragmentándolo
en decimas o milésimas
que aminoren mi recato,
reducir la intensidad de mis ansias
es vejar tu solivianto,
y yo ensalzo cada roce
que derramas en mi canto,
y cada canto serpenteado
con la franja que alborota lo exaltado,
no me callo, no me ciego
solo siento…
Eres agua que humedece mi inventiva,
cuando lluvia se proclama tu lujuria,
goteándola sutilmente
y en diluvio se convierte
al sorber la libido que te apetece,
eres fuego sin cenizas
pues tus dotes de alquimista
avivan la piel que tocas,
y retumban los inciensos
perfumando nuestros sexos
con extracto del erotismo
que se afana en deshacer pudores vanos
que se atrevan a inhibir
lo que provocas en mi plano.