CÚSPIDE SOSTENIDA

 
En la cúspide de mis anhelos
tu brega no se detiene,
al contrario,
el vaho de tu aliento me acaricia,
cálida brisa que encrespa mis adentros,
me predispone a renacer
casi al sucumbir entre tus brazos
más no desfallezco,
ni dejo caducar el convulso instante
donde mis aspiraciones y exhalaciones
retumban agitando mi pecho,
haciéndote temblar,  
y vuelves a respirarme,
sorbiendo la esencia que a libido sabe
mieles en tus labios,
en el cielo de tu boca
que humedecen la cutícula suspendida
entre la avidez de tus pretensiones
y la pasión que se desborda
incitándote a ser aire,
que entre ventiscas deja de ser céfiro,
para convertirse en huracanado viento,
que converge en alientos,
y ahí estás, y aquí estoy
pendiendo del culmen orquestado
sin dejar que descienda,
aun sintiendo manar las ansias
cuando la fuerza se engendra tersa,
de las manos, de cada extremo
que apresan,
dejando libre el envés sostenido
con sustantiva inercia.