DE SEMEJANZAS

Somos vértices que en complicidad
se unen en una sola curva,
en un solo punto, en el eje de sensaciones simétricas
que fluctúan con el viento de nuestros alientos,
sin titubeos ni balbuceos, en libertad
denotando sin palabras comunes
las emociones que mueven
el interior de nuestros cuerpos,
dejando que cada uno de los filamentos,
 que nos atan sin lazos,
sean magistral urdimbre
hilada en la intrepidez de arrebatos,
de la imaginación y sentimientos,
que esbozan inverosímiles fantasías,
para ser plasmadas en estremecidos recovecos,
sinuosidades acopladas en la celeridad
de pulsaciones que gritan latidos
haciendo eco de pasiones,
derramando caricias sin más verbo,
que el conjugado en tiempo certero
sin presentes ni pretéritos ni futuros
solo instantes respirados por las bocas
por los poros, por las grietas del deseo,
que se abren como puertas al infinito,
dándose sin límites sin fronteras
que obturen lo imaginado,
sin cadenas que eslabonen espontaneidades,
solo sorbiendo el beso que nace
de libidos descubriendo lo que aspiramos,
paridad en cimas escaladas
 que en descensos equilibra lo expelido.