EN CASCADA

Deja rodar tus manos como agua en cascada,
leve correr de humedades
por cada centímetro de roca
que a piel se reclame,
en que de aguas que bañan el plano,
que confieren sagaces desembocaduras,
escucha la sensación que tu albedrío…
Deja fluir al rocinante que en hambre
envase lujurias al tocarme,
no ensordezcas, solo atiende el rozar
de mis yemas prestas a ser huellas,
 deslizándolas lentamente,
sin más sentido que el destilar del sabor
de tus ansias en mis deseos,
cuando las derramas
con la enajenación de tus ganas,
nada más siente…
mis dedos caen verticales,
horizontales, rectos y sin sentido
solo… Se hunden abatiendo
al desasosiego, desprendiéndose
cual fugaces pedazos de alma
que gritan amparo,
Rotando tus formas,
hablando en silencio,
proclamando el amor y pasión
que rompen este silencio,
que mueve tu nervio
con el mismo sonido del rotar de las aguas,
que en humedades muestran el sabor
que amalgama tu savia y mi esencia
cuando en su magrear lo que soliviantan
transforman en verbo,
tu espalda, mi pecho, tus piernas
el eje que haces cierto
al afianzar tu centro en mi cielo,
rotándolo en surcos perfectos,
no soy alquimia ni magia
soy la mujer de fuego
que en tus brazos se hace la falla
supurando en grietas vehemencia,
donde tus lances se vuelven contienda
haciendo de mis jadeos
orgasmos convulsos en tu desinencia