ENCUBRAMIENTO

Agitándome tenaz-mente,
con el simple roce de tus yemas,
te haces dueño de mi albedrío
y a mi voluntad conviertes
en potestad de tus designios,
toda vez que son tus pretensiones
las que arroban mis instintos,
trastornando y transportando
la inclinación de mis impulsos,
hasta lo más recóndito de tu ímpetu,
y cuando tu entusiasmo habla
con las voces en silencio
derramadas al tocarme,
son soliloquios que me incitan
a conjugar mi emoción con
la pasión que destilan tus poros,
sin dejar más huella
que las ganas de tomarme
de arrebatar mi sosiego
con los verbos hechos carne,
que ocupan mis espacios,
al apoderarse de mis sensaciones,
sintiendo lo que sientes,
oliendo lo que aromas,
bebiendo de tus roces
el húmedo instante que declaran
los esbozos de tus dedos,
los trazos de tus labios
y tu lengua haciendo líneas
serpenteando mi regazo,
con la magia del instante
que provoca el clímax
que hemos bregado.