ENCUMBRABIENTO

Las yemas de tus ansiosos dedos
desarropan mi sentir,
toda vez que las derramas
por cada parte de mi plano,  
desnudándolo sin paciencia,
abriendo sendas donde a mis emociones
las colmas de indecibles deseos,
que solo ellas saben saciar,
lo manifiestan en la lascivia
generada al contacto
de nuestras ardientes pieles,
abrasadas, exaltándolas
a tejerse en la urdimbre
donde se respira la libido
del fuego engendrado
y al contacto de nuestros alientos
que se amalgaman entre besos,
con el canto que vas trovando,
conmocionando a mi sosiego,
¿Cómo no encender mis ansias?
Sí tus traviesas manos
promulgan una mágica travesía,
recorriéndome sin recato,  
ciñéndome a tu talle
pegándome a tu carne
confirmando a ciencia cierta
que no existe mejor morada,
que la cama de tu pecto,
para desvelar mi pecho,
sentir cómo tus poros hablan
destilando el calor
con el que me envuelves
para humedecerme al tacto,
de tu torso descubierto
los yergues engreídos y soberbios
vuelo sin freno en tu cielo,
soy verbo imperfecto, inexacta a veces,
pero tu amor me quita los adeudos,
para entregarme por completo.