LATIDOS

Con concupiscentes roces, me atrapas,
revolviendo al sosiego que me abraza
en este insomnio donde  mis deseos
quedos, silencioso los desvelas
con tu aliento, con tus ganas,
y cómo si despeñaras cristales
los conviertes en ardientes espejos
que cayendo son reflejos de la lascivia
que de tus poros emanan,  los alteras,
me aceleras, ya no sé qué es la calma,
pues la intranquilidad me abraza,
y sólo quiero ser el lienzo en tus sábanas,
estremeciéndome siento el latir de tus yemas
que resbalas por la rosa que se abre
al recibir el desliz de tus ansias,
y agitando los pétalos de mis entrañas
a tu antojo me das vueltas en la cama,
tus brazos me aprisionan, me urden a tu piel
y al ceñirme al eje que se iza ante mi plano,
ya soy trama, ya soy eslabón  de tus instintos,
soy tu presa, soy fuego que te enciende
soy la hoguera que se prende a tu cuerpo,
entonces…
mis deseos se liberan y te abrazo,  
mi respiración cede al ósculo que se aviene
a nuestras lenguas, que retozan entre humedades
enredadas en afanes y  se mueven delirantes,
mientras oscilamos sin recato ni reservas,
sólo sintiendo el meneo de los pinceles
que dibujan matizando este celo que es envidia
del mismo viento, que en huracán cambia
donde  la lujuria plasma los orgasmos
en el cenit de este culmen que hace trova
con los jadeos que nuestras bocas exhalan.