PERMANENCIA

Persiste en mí la lasciva sensación
de tenerte entre mis brazos,
de sentir entre coronas la investida
que ungió a un beso ufano,
con el nombre de deseo,
sin alias ni motes,  porque vienen sobrando,
sólo caricia enjundiosa que al verbo
hizo quid de afanes no cuestionados,
pero, que cedió a lo que quiso ser dado,
y sin pretensiones domeñaste
a la voluntad de mis sentidos,
para hacerme presa del hechizo
que tu aroma destilo entre mis manos,
alquimista fuiste al dotar  a mis labios
con la quintaesencia de ese eje,
que en simetría se volcó,  
sin temores en pleno cielo raso,
convergiendo con halagos,
que encendían todos mis campos,
te fui amando con la desnudez
de la dermis de mi lujuria,
sin inhibiciones, te quería mundano,
y la descarnaste con instintos laicos,
sin profanar las emociones,
cubriendo al ardiente viento,
para respirarlo y exhalarlo
cómo fuego incandescente,
en el momento que las aspas
dieron vueltas…
llegando a la cima de lo acordado.