PROVOCACIÓN

 

Explotamos en lascivas sensaciones
en el instante de rozar nuestras pieles,
sintiendo como emanan cómo viento
en repetido movimiento y sin control, 
percibiendo lo que vamos intuyendo,
provocándonos, incitándonos,   
dejando en manifiesto los sentimientos 
que descubren lo que estamos provocando, 
este amor salvaje que nos hace 
inventar  nuevas fantasías,  
para esparcirlas cómo fuertes  huracanes 
que oscilen en cada parte 
de nuestros cuerpos…
Y experimentando sin lamentos,
cómo detona cada  partícula
arrojada por  nuestras emociones
las recogemos sin contener las ganas, 
haciendo qué nuestros cuerpos tiemblen, 
con los latidos incesantes que pulsamos,
con sólo respirar la lujuria que emanamos, 
desde nuestra diestra y siniestra, 
así…
Exhalemos amor y volvamos a aspirar
los concupiscentes aromas que diseminamos,
cuando frotamos nuestras naturalezas,
persistentes, constantes, porfiados
a reunir nuestros lúdicos anhelos
encontrándonos poco a poco en la fogosidad 
que hace ascender a nuestras temperaturas 
hervir en celo, arder en la lascivia misma,  
desasosegando al tiempo, inquietándonos
con la brevedad de nuestros alientos, 
y tejidos con el ardor que ciega,
alcemos el vuelo llegando al cenit de este 
juego,  a tientas para que nuestras yemas 
nos conduzcan al lugar exacto donde hemos 
dejado cada una de nuestras  huellas
testigos fieles de este intenso arrebato
que nos conmueve incitando a bregar
los anhelos que se afanan con tenacidad
y que sólo aceleran nuestros ánimos.