REFUGIÁME EN TI

Y es tu descaro y son tus antojos
los que me vuelven loca,
tu osadía huele a incienso
de lisonjas, halagos indecibles,
que en mi piel son narrables,
son factibles, los realizas libremente
con indecorosos y zalameros
movimientos, que en su energía
son huracanes sin freno,
cada vez que los deslizas
por mi ardiente plano,
son tus labios, son tus dedos,
es tu cuerpo que, friccionando
a mis sentidos los haces tuyos
sin reservas ni recatos,
envolviéndolos, tejiéndolos a los tuyos,
eslabones comburentes
que los mantienen encendidos,
con el fuego primero
de las devociones de tus labios,
inclinando a tu lengua
a la diestra y siniestra
para atizarlos poco a poco,
sin prisas, sin apremios,
simplemente de tus yemas brotan
convertidos en mis anhelos,
en fantasías que haces propias,
que ya son mías cuando
las llamas del deseo,
sin clemencia me abrasan
despidiendo el viril calor,
que se infiltra por mi pecho
y lo yergues con tu ágil magreo,
piel dilatada por tu tacto,
y yo… Presta
soy tu complemento,
amalgama de tu lujuria
beso de tu aliento,
humedad de tus suspiros,
naciente orgasmos de tus jadeos,
que me respiran al besarnos,
y me exhalan cuando retumban
las palpitaciones que aprietan
mis latidos, mis sensaciones
al refugiarme entre tus brazos.