SEGUIRÉ A TUS LABIOS

El roce de tus carnosos labios
enciende mis emociones,
cuando zigzaguean en la membrana
de mi boca, exaltando a mis sentidos
avivando la sensibilidad de ellos,
volviéndose receptores plenos
de todos tus caprichos,
gozo al sentirlos mis antojos,
rayendo el adivinar que
se intuye, pero callo,
prefiero probarlos sintiendo
tu insinuación que conmociona
y que sin notarlo ni tú te das cuenta,
pero…
Los vuelves más sensitivos,
al contacto de tu sagaz olfato,
que al olerme alteras mi recato,
y de tu artero tacto, que al tocarme
dejo de llamarme como me nombras
y soy fuego atizando los meandros
por donde serpentea tu boca,
y del astuto gusto, que repasa
mis resquicios sin temerle ni probarle
a mis formas más nada, tan sólo
dejarle encontrarse los recovecos
que pletóricos esperan su caricia,
y tu intuitivo oído, escuchando
mis jadeos, convulsa al sonido del
tejido de nuestros cuerpos,
se convierte en el eco de lascivia
que hace explotar las fantasías,
mientras tu imaginativa mirada
desarropa vestimentas que le estorban
incitando a mi sosiego a perderse
en los extremos de tu alboroto,
en las yemas de tu entusiasmo
en la boca de la lujuria
que al respirarte me absorbe,
se abre cómo pétalos de un capullo,
separando inhibiciones que impidan
ser el ave que surque libremente
por cada rincón de tu figura,
tocando y besando tus caprichos
haciéndolos anhelos con mis fricciones
que a concordia nos llevan los jadeos.