SIN DESNUDARME

No me despojes de la ropa amor, 
aún no… Espera…
deja que mis manos enciendan
la cordillera de tus anhelos, 
que prendan la fuente de tu tierra,
con el intenso calor que me domina, 
deja que mi aliento sea viento
y atice sensaciones y emociones,
que se arraiguen en tus poros,  
que se entretejan con tus besos, 
que se hagan amalgama de pasión,
de lujuria, de sensualidades
al unir  nuestros cuerpos, 
no los quiero extinguir, 
ni quiero sofocarlos 
no me desnudes, sólo espera…
Que a tu cenit quiero llegar, 
tan libre de apreturas vanas , 
cómo exenta de inhibiciones, 
para emancipar-las en ti, 
y abolir cualquier condena, 
que me haga desistir, 
de mis yemas fuego queda
de la última vez que te tocaron,
quedando embebidas de tu incienso
y en mi cuerpo han hecho arenas, 
 para no dejar de pensar en ti, 
ahora deja que mis dedos hablen,
que mi poros griten lo que pasa en mí,
te extrañan tanto…
que apagar la hoguera sería suicidio, 
siente el azúcar y la sal,  que se derraman
queriendo en tu piel confirmar deseos,
que nacen y se engendran sin almenas,  
y hacerlos ascender y descender
por tu naturaleza y ceñirlos sensualmente 
en la agitación de tus tendencias, 
dejarlos fluir para que troven cantos 
nuevos, ardientes, únicos, nuestros,
sin premoniciones…
sólo cada una de tus intenciones
sabiendo lo que tú quieres de mí,
coincidiendo para coexistir en afanes,
que exalten a nuestros sexos
y a nuestros verbo hacerlo tiempo 
de amantes sin ayunos ni vigilias.